Por Vasti Abarca González
Hace 20 años, el natalino James Emmott Betancourt, fue visto por última vez con vida la madrugada del 20 de octubre de 2002. El muchacho de 23 años había viajado a Valdivia, donde iría al cumpleaños de un amigo.
Era estudiante de veterinaria en la Universidad Católica de Temuco, pero primero había estudiado en Valdivia.
“Una vez que se titulara, quería venir al campo del tío Walter (su padre) y hacerse cargo de todo lo que había, incluyendo animales”, cuenta Paola Gómez, amiga de “Jimy”, como era conocido entre los suyos.
Relata que James viajó a Puerto Natales unas semanas antes de su desaparición. “No había nada extraño en él, recuerdo que celebramos el cumpleaños del tío Walter, todo era tan normal a lo que era siempre”, comenta en conversación con Diario de Valdivia.
Paola recuerda que cuando se enteraron de que Jimy estaba desaparecido, se movilizó todo Puerto Natales. Agrega que en esos tiempos era absolutamente extraño que una persona desapareciera y la familia Emmott Betancourt era conocida en la zona, por lo que produjo gran impacto.
El día siguiente de la última vez que vieron con vida a James Emmott, su camioneta blanca fue encontrada desbarrancada en una acequia del Fundo Teja Norte, cercano al Parque Saval, por el sector donde hay sedes de la Universidad Austral.
El eje delantero de la camioneta estaba incrustado en la zanja, y según los registros oficiales, había evidencia en el parachoque de que James habría intentado sacarla, pero sin éxito.
Sin embargo, el estudiante no estaba por ningún lado. La camioneta la encontró un guardia de la Universidad Austral cerca de las seis de la mañana de ese 20 de octubre y avisó a la policía, sin que se reportara ningún testigo presencial que haya visto qué sucedió con James tras caer en la acequia.
El hallazgo generó una intensa búsqueda que se extendió por más de dos semanas.
“Nos empezamos todos a movilizar, había mucha gente buscándolo y algunos amigos nos quedamos en Puerto Natales cuidando a la tía Doris, (mamá de James)”, cuenta Paola. “Muchos natalinos se fueron a Valdivia, desde Temuco o Santiago para ayudar en la búsqueda de Jimmy”, dice Paola.
El operativo dio frutos 19 días después. El 7 de noviembre de 2002, el cuerpo de James Emmott fue encontrado flotando entre matorrales del río Cau Cau, relativamente cerca de donde fue hallada su camioneta semanas antes, y ciertamente en una zona que había sido rastreada.
Tras el hallazgo del cuerpo de James, lejos de aclararse las circunstancias de su muerte, las dudas se multiplicaron, iniciando un camino sin fin lleno de incertidumbre, en el que la familia nunca ha podido obtener una respuesta que les diera tranquilidad.
Ese mismo año, Walter Emmott inició un largo camino judicial en la búsqueda de la verdad sobre lo que ocurrió con su hijo, lo que años más tarde derivó en un juicio donde cuatro personas fueron acusadas por homicidio.
La prensa de la época siempre se refirió al caso de James como un homicidio y ese fue el tratamiento que tuvo durante años. Así, se aseguraba que el estudiante de veterinaria había sido visto por última vez en el cabaret La Zulema.
Seis años más tarde, en 2008, el Segundo Juzgado del Crimen de Valdivia, condenó por homicidio simple a Rodrigo Martínez Luebert, hijo de la dueña del cabaret, Zulema Luebert; Claudio Vidal Silva, que trabajaba como DJ; la ex pareja de Zulema, Sergio Guzmán; y Jorge Henríquez, un cliente del club nocturno.
Dado que el caso inició antes de la reforma procesal penal, no estuvo a cargo de la Fiscalía regional.
Al conocer la sentencia, Fernando Castro, el abogado de la familia de James Emmott, aseguró que el fallo con su resolución, "desvirtúa que haya sido un accidente y acredita que fue homicidio".
Sin embargo, los condenados apelaron y la solicitud fue aceptada.
En este contexto, el psicólogo forense, Cristián Araos Díaz, fue contratado por familiares de los condenados para buscar anular la sentencia.
Con sus pericias, Araos asegura que llegó a la conclusión de que se trató de una “muerte accidental” y sostiene que James nunca visitó el cabaret Zulema, siendo -según Araos- la discoteca Scanner el último lugar donde habría sido visto por última vez por sus amigos.
Araos defiende férreamente que se trató de una muerte accidental, tanto así que creó un blog donde defiende en extensas páginas que no se trató de un homicidio. Sus pericias fueron parte de la defensa que logró absolver a los cuatro acusados en la Corte Suprema en 2009, aunque no se acreditó que se tratara de una muerte accidental.
Según la versión del psicólogo forense, tras caer con su camioneta en la zanja, James Emmott, habría caminado hasta el río Cau Cau buscando ayuda, donde se cayó y murió ahogado, debido a una alta ingesta de alcohol.
Araos sostiene que la última persona que vio con vida a James, fue el guardia de la garita de seguridad del parque Saval. Sin embargo, y aunque fuera así, desde ese lugar no hay visión hasta donde fue encontrada la camioneta.
- ¿Cómo puede tener tal nivel de certeza de que James caminó desde la zanja donde encontraron su camioneta hasta las orillas del Cau Cau?
“Por el método científico; principalmente por realizar pericia de análisis del comportamiento, aplicando en ella el principios de reproducibilidad o con el modelo de repetición que yo desarrollé (epanálipsi).
En términos sencillos me dediqué en terreno a reproducir los hechos desde los antecedentes del proceso versus los estrictamente conductuales vinculados a variables de contexto, tiempo y espacio.
Para ello me base en informes oficiales, testigos presenciales, horas, fotos, pericia camioneta, huellas digitales, motivación de destino y puntos georeferenciados”.
Según el registro oficial, no hay testigos presenciales del trayecto que supuestamente James habría recorrido hasta el río Cau Cau, donde apareció sin vida 19 días después.
-En el informe que realizó pone mucho énfasis en el grado alcohólico de James, por lo que me parece una incógnita cómo pudo caminar hasta el río para luego desaparecer por 19 días, y en su informe eso no me queda claro. Usted entrega detalles de cómo James realizó este trayecto y me llama poderosamente la atención el grado de descripción. ¿Había huellas de sus pisadas hasta el río? ¿Qué indicios le permitieron poder hacer ese nivel de descripción sobre esos minutos?
“Me basé para ello a través de testimonio presencial, no de oídas, de la última persona que vio con vida a James junto a su camioneta. También en dónde quedó la camioneta al salirse del camino, en las huellas digitales de James Emmott, manos en zonas visibles de los parachoques, etc.
Luego se analizaron lugares cercanos al “accidente de tránsito” y lo lógico era acercarse a la orilla en búsqueda de otras personas y también con la posibilidad de limpiarse las manos.
La condición errática de James Emmott no alcanzó a dejarlo dormido o completamente inconsciente, de manera permanente”.
-¿Una situación que parece lógica, es suficiente para acreditar que así sucedió?
“No, le repito, se consideran diversas variables para llegar a una conclusión (revisar modelo Epanálipsi). La conducta observable es lineal y debe seguir un orden lineal (antes, durante y después); lógico, cronológico y secuencial.
Una sola prueba, un solo indicio, una sola evidencia no bastan, se necesita un conjunto de las mismas para reducir la incertidumbre y establecer qué ocurrió con la mayor probabilidad. Esto no es matemáticas, las matemáticas, además de manera estrictamente contable, no aplican en las ciencias sociales”.
- Por lo que he revisado, la última persona que usted dice que vio con vida a James fue el guardia de una garita de seguridad que no tenía visión del sector donde cayó con su camioneta, ¿de qué manera su testimonio podría ayudar a concluir que James caminó hasta el río y luego murió de manera accidental?
“Él fija un punto, una hora y una condición etílica plausible que se comprueba mediante otras pruebas de la carpeta investigativa. Fíjese en la ubicación del guardia y de dónde se encontró la camioneta siniestrada, las rutas son absolutamente congruentes”.
- Dado que la conclusión es que la causa de muerte fue asfixia por inmersión, ¿de qué manera se descarta que un tercero lo pueda haber ahogado?
“Las suposiciones son subjetivas, por consiguiente “infinitas”. Las evidencias, indicios y pruebas, correlación y causalidad, no apoyan ninguna otra realidad además de la descrita.
Las conclusiones de mi trabajo no son el fruto de mis apreciaciones personales, no son una fabulación, todo lo que se describe es secundario a la empiría”.
-En el último fallo (2009), la Corte Suprema no dejó expresamente estipulado que se trató de una muerte accidental, ¿a qué atribuye esta falta de claridad en la resolución del caso?
“A la cultura de los funcionarios públicos. Muy improbable que reconozcan errores y menos su ignorancia a la hora de determinar científicamente hechos materia de investigación. No saben diferenciar mentira de verdad, ficción de realidad. Sin soplos o sin testigos de oídas, prácticamente saben poco y nada de investigación criminal y/o de análisis pericial. Son personas muy prejuiciosas y con bajo afán de especialización y de excelencia”.
Ante esta versión de los hechos, el abogado Fernando Castro es enfático en su desacuerdo.
“Es absurdo pensar siquiera que (James) llegó caminando hasta el agua y se ahogó, eso repugna la lógica y la más mínima inteligencia. Y pensar que justo tuvo marea contraria y remontó el río hasta donde apareció posteriormente, peor deducción”, asegura a Diario de Valdivia.
Y agrega: “En su época revisé todos los sitios y se constató la dificultad de que dicha ponencia tuviera visos de lógica”.
Su opinión no ha cambiado en estos 20 años. “Creo que hubo intervención de terceros en su muerte”, afirma el abogado.
En este contexto, tanto el abogado como Paola Gomez, mencionada amiga de James, concuerdan en que el universitario fue visto en el cabaret La Zulema.
“Que estuvo en la discoteca todos saben porque lo vieron, incluyendo natalinos, y estuvieron con él, y después se sabe porque hubo testigos que lo vieron ingresar al cabaret, y es ahí donde se pierde el rastro de Jimmy”, dice Paola.
Y enfatiza: “Hay gente que manipuló información, la investigación no se llevó a cabo como se debía, se ocultó y se desvió mucha información. Era extraño además, que hayan metido a estos tipos detenidos por siete meses y después los hayan liberado”.
El último fallo de la Corte Suprema sobre el caso, dictado el 16 de septiembre de 2009, dejó a la familia con la herida abierta y una inmensa estela de incertidumbre.
“Frente a la ausencia de testigos presenciales directos, sobre todo veraces o creíbles que hubieran dado fe de lo que relataron, para los jueces del fondo resultó más acorde con la realidad la versión dada por los funcionarios policiales encargados de la investigación, quienes manifestaron no haber encontrado evidencias claras y precisas, ni personas o testigos, ni informantes que permitieran concluir que los cuatro encausados tuvieron participación en la muerte de James Emmott Betancourt”, se lee en la sentencia que absolvió a los cuatro condenados.
Y continúa: “En el presente caso no existen presunciones que reúnan las exigencias legales para tener por acreditada la presencia de Emmott Bentacourt en el cabaret Zulema la noche del 19 de octubre de 2002, y que realmente fue agredido , por lo que su muerte no puede imputarse a los enjuiciados, toda vez que no se acreditó un delito de homicidio, ni se probó la participación en algún ilícito por parte de los acusados, pues la causa de muerte de Emmott fue asfixia por sumersión, siendo descartada la agresión”.
Este jueves 20 de octubre se cumplen 20 años desde que James Emmott fue visto por última vez.
En su memoria, una de sus primas creó un memorial en Facebook, donde amigos y familiares le han dejado
múltiples mensajes durante estos años. Jimmy, sigue siendo profundamente extrañado y la sentencia judicial
sobre su muerte causa estupor entre sus cercanos.
La sensación de injusticia e impunidad es un fantasma que Walter Emmott, su padre, se llevó hasta el día de su muerte,
y sigue aquejando a su madre y hermano, que no hallaron paz en las resoluciones dictadas por la Justicia.
“Es extraño que después de tanto, vuelvan a aparecer varios alumnos sin vida en las mismas condiciones en Valdivia, vi el último caso en que no hay certezas de que haya sido un homicidio y me recuerda nuevamente lo que fue el caso de Jimmy, como en similares condiciones”, dice Paola Gómez, amiga de Jimy.
Tan solo en el último año, han desaparecido tres universitarios en Valdivia, dos fueron hallados sin vida en un río y otro aún no ha sido encontrado.
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