Inquieto, polifacético, autodidacta. Así se define Alvaro Inzunza Scheel. Navegó toda su vida entre la ciencia, la docencia y el arte. Pero no fue sino hasta que cumplió los 50 años que algo dentro le hizo click: la pintura lo llenaba. Y empecinado en ello, 10 años más tarde, este 2022, montó su primera exposición.
Inzunza es conocido en el ambiente educativo. De familia ligada al arte y la docencia. Su padre, el fallecido Alvaro Inzunza Alvarado, Fue por 64 años profesor de artes y técnicas manuales, dibujo técnico y teatro, y director de la Séptima Compañía de Bomberos. Su madre, Nelly Scheel Moreira, perteneció a la primera generación de parvularias universitarias y reconocida como precursora del modelo de educación preescolar en el sur de Chile.
Y si bien el hijo no siguió los pasos de los padres en lo del voluntariado bomberil, sí lo hizo en el desarrollo artístico y en la educación.
Biólogo formado en la Universidad Austral de Chile. Después de varios periplos en el mundo privado, desde 1990 se dedicó a la enseñanza en escuelas y liceos de Los Ríos. Fue uno de los primeros integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Escuela de Música Juan Sebastián Bach, y primer director titular del Instituto Italia. También fue director del Polivalente Los Avellanos, y actualmente es docente directivo del Liceo Armando Robles de la capital regional.
“Desde mi niñez siempre he estado ligado a las artes; el violín me acogió en la infancia y por casi una década fue mi gran amor en el Conservatorio de Música de la Uach y en la Orquesta Sinfónica. Hubiera seguido, pero como a veces sucede en el pololeo, luego conocí otro querer”, relata.
“Cuando entré a la educación superior, encontré mi nueva pasión en el dibujo y la pintura. Primero fue el dibujo científico para varias publicaciones especializadas. Pero sentía la necesidad de expresarme más libremente, y ahí fue cuando comencé mi relación con las telas, para retratar en ellas lo que percibía más íntimamente desde la aproximación a la biología”, recuerda.
Por varias décadas Inzunza Scheel abandonó la pintura. “El desarrollo de una carrera, de perfeccionarte, de optar por aquello que en un momento crees más importante, la familia, los hijos, la vorágine de la vida… todo eso me hizo dejar, no en el olvido, pero sí relegada, la pintura por un par de décadas. Fue una especie de separación consensuada, pero no olvidada”.
“Pero la vida es un círculo virtuoso lleno de sorpresas y de decisiones”, señala el artista.
“Hace 10 años, en un momento de profundos replanteamientos personales, laborales y familiares, me reencontré con los pinceles. Había pasado tiempo, harta agua bajo el puente como quien dice, y eso me animó a experimentar más en lo artístico, a jugar y ensayar con el óleo, el acrílico y con todo aquello que me permitiera modificar la realidad sobre la tela”.
De entonces, Inzunza Scheel no ha parado. Desde participaciones en el concurso Internacional Valdivia y su Río, exposiciones colectivas presenciales y on line, hasta hacerse cargo de la restauración de las estatuas de sor Teresa de los Andes y San Pedro con el Niño Jesús de la Iglesia San Francisco, destruidas en el estallido social de octubre de 2019.
Recientemente, el docente y artista montó su primera exposición personal junto a su esposa, también profesora y pintora Patricia Retamal, con el apoyo de organizaciones sociales y comunitarias del barrio Khramer.
“Desde este reencuentro con la pintura, siento que no he dejado de aprender. De la ciencia rescato el método, la curiosidad por experimentar y ensayar formas y estilos; desde la docencia, la infinita posibilidad de aprendizaje experiencial. La pintura es un amor de colores, de orden y desorden para deconstruir lo que nos rodea”, afirma el artista.
Para conocer más de la obra y del artista, puedes visitar el Instagram @alvaro_inzunza_scheel.
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