Con una mezcla de nostalgia y resignación, el conocido empresario de La Unión, Faruk Abusleme Bader, observa cómo las máquinas van demoliendo la antigua casa donde por largos años estuvo el tradicional establecimiento comercial Casa Sevilla.
Abusleme es propietario del recinto que ahora dio paso a una nueva instancia tras décadas funcionando en la casa amarilla que databa de 1890 y que era parte del patrimonio de la ciudad, pero que no pudo enfrentar el avance del tiempo y la modernidad.
Fueron más de 52 años de trabajo para este comerciante. Decenas de personas que encontraron un oficio ahí en medio de hilos, telas, cierres. Generaciones de familias unioninas del campo y la ciudad encontraron en ese comercio las telas para sus confecciones en una época que ya es parte del pasado.
En la esquina de Prat con Manuel Montt, justo frente a la Plaza de La Concordia, se levantará una futura edificación, con nuevas propuestas y nuevas fuerzas, pero todos los unioninos recordarán que allí estuvo la Casa Sevilla.
El conocido comerciante unionino Faruk Abusleme asegura que hay posibilidades de que Casa Sevilla no muera. Se realizan las gestiones donde volver a levantarla en algún lugar, pero reconoce que con las viejas madera de la casa del siglo XIX se fue también la esencia de un local profundamente enraizado en la cultura local.
Abusleme llegó a Chile desde Palestina con su familia cuando tenía siete años. Se afincó en La Unión y es uno más de la comunidad, aunque no tiene nacionalidad chilena porque sigue fiel a su país de origen y a la lucha que se registra en esa tierra.
“Se llamaba Casa Sevilla porque por esos años cuando la inauguramos estaba de moda la actriz española Carmen Sevilla y bueno, el nombre le quedaba bien. Durante estos 62 años hemos estado trabajando dándole un servicio a la ciudad y a la zona, pero llega un momento en que las situaciones comerciales han cambiado”, cuenta a Diario La Unión.
“Tuvimos una oferta para comprar la propiedad y ahora se levantará ahí un centro comercial. En 1964 llegamos a la esquina de Prat con Manuel Montt, pero antes estuvimos en otros lugares. Siempre teníamos personal estable que fue variando, pero hubo momentos en temporadas para el inicio escolar, Navidad o el Dieciocho, donde llegamos a tener más de 10 colaboras y colaboradoras”, agrega.
-¿Qué es lo que caracterizaba a la Casa Sevilla?
“La atención. Teníamos hartas cosas del rubro vestuario, telas, sombreros, uniformes escolares, medias en todas sus marcas. En un momento tuvimos zapatería. Finalmente, nos dedicamos a telas, sábanas y cortinas. La tienda adquirió prestigio con la buena atención y sus buenos precios.
-¿Siente que Casa Sevilla fue parte del patrimonio de La Unión?
“La propiedad en sí era parte de la cultura local. Esa casa fue construida en 1890. Considero que Casa Sevilla siempre va a estar en la mente de la gente. Hay que pensar que cinco generaciones de unioninos fueron nuestros clientes.
-¿Siente nostalgia al ver cómo demuelen la casa?
“Por supuesto. Estuve prácticamente 48 años trabajando aquí. Me encantaba estar con la gente. La gente que pasaba por la ciudad nos hacía consultas y siempre colaboré con las instituciones. Para mí fue muy dolorosa la decisión de venderla, pero hay cosas que en la vida suceden una vez y me tocó este momento tener que dejar la casa. La parte romántica de la esquina se va a perder, va a quedar en fotos y recuerdos de la gente.
-¿Qué le dice la comunidad cuando se entera de lo sucedido con Casa Sevilla?
“Cuando se supo que íbamos a cerrar la gente se lamentaba. Demoro mucho en llegar a mi casa porque todas las personas me preguntan qué pasará ahora. Me gustaría reabrirla a futuro para seguir dando un servicio a la comunidad.
-¿Se siente agradecido de La Unión?
“Muy agradecido. La Unión para mí es mi segunda tierra. Soy originario de Palestina, pero me considero un unionino neto. Siento cariño por la ciudad. Soy ciudadano destacado desde el 2016 y considero que he hecho un aporte a la comunidad.
Faruk Abusleme fue dirigente deportivo de diversas instituciones donde su labor ha sido reconocida. Trabajó en Iansa donde fue destacado por su desempeño.
“Creo que no me he hecho de ningún enemigo. La gente me ha demostrado su cariño y ahora más que nunca cuando no estoy en la tienda tradicional", comenta con sentimiento Abusleme.
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