A mediados de la década de los sesenta el sacerdote belga padre Ivo Brasseur se había hecho conocido, no sólo por su curioso acento, sino por su presencia junto a los más pobres y necesitados de la iglesia. Ya había vivido el terremoto y maremoto de 1960 en Corral y seguía su labor misionera en la costa y en Valdivia.
Fue en esa época que lo invitaron a un retiro de tres días a Temuco junto al padre Juan Baud y otros feligreses corraleños, era el denominado Cursillos de Cristiandad, una experiencia nacida en España en los años posteriores de la Guerra Civil, gracias al entusiasmo de un laico llamado Eduardo Bonín y que a su vez logró entusiasmar a los religiosos Sebastián Gayá y monseñor Juan Hervás en la isla de Mallorca.
Tras vivir los tres días del retiro en Temuco, el padre Ivo se propuso replicar la experiencia en Valdivia. Fue así que entre el 7 al 9 de diciembre de 1967, dentro de una carpa que el sacerdote consiguió prestada del Ejército, y con la ayuda de laicos temuquenses que expusieron los temas, se realizó el primer Cursillo de Cristiandad de Valdivia. El método, que pretende mostrar un cristianismo vivo y a un Dios presente en las vidas y la historia, causó también impacto entre la gente de la iglesia valdiviana, al punto que atrajo a otras personas que jamás en su vida habían oído hablar de Dios.
Cada año se empezaron a realizar cursillos, varios animados por el padre Ivo Brasseur, y posteriormente por otros religiosos como Dirk de Witt (QEPD), Alejandro Deschamps (QEPD), Pastor Salvo, Enrique Boisson (QEPD), Jorge Núñez (QEPD) y en los últimos años con sacerdotes como Carlos Martínez, Misael Reyes, Carlos Peña (QEPD) o José Miguel Prieto.
En 1973 no se pudo hacer la actividad por los hechos ocurridos tras el golpe militar y recién se pudo activar el movimiento en 1977 y desde entonces se ha realizado la actividad, salvo en 2010, 2020 y 2021.
El padre Ivo, además de su labor intraparroquial y misionera, motivó a otros movimientos de iglesia tal como el Encuentro de Padres en el Espíritu (EPE) o el de los Madrugadores.
ANIVERSARIO
Este sábado 11 se vivió una eucaristía de aniversario presidida por el sacerdote y cursillista Fernando Provoste al interior de la capilla de la Catedral de Valdivia.
Durante la época de pandemia los cursillistas, acostumbrados a sus celebraciones llenas de cantos, alegría y compartir fraterno entre laicos y religiosos de igual a igual, tuvieron que proseguir sus actividades de manera online, salvo algunas que se hicieron al aire libre y guardando distancias, tal como llevar el santísimo sacramento a cursillistas y la procesión a la gruta de Lourdes.
Pedro Muñoz y Érika Contreras son sus actuales presidentes, ambos son un matrimonio que vivió su experiencia de Cursillo en 2008 y expresaron en la eucaristía que, tras vivir el cursillo, han iniciado un camino que los ha hecho sentirse “un hombre y una mujer nueva”. Ambos expresaron que la idea es realizar cursillo para el 2022, dependiendo de la situación de la pandemia, e instaron a perseverar y hacer vida el mensaje de amor al prójimo de Jesucristo en los ambientes familiar, laboral, social, político, deportivo u otros. “El mundo necesita a Cristo en todos los ambientes”, expresaron.
Actualmente en la región de Los Ríos hay comunidades de cursillistas en Valdivia, iniciada por Ivo Brasseur; Los Lagos, gestada por el diácono y posterior sacerdote Enrique Boisson, y en Lago Ranco, motivada por la religiosa María Loreto Larraín.
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