Si bien es cierto ya queda atrás en el calendario el siglo pasado y con ello el movimiento racionalista, que tuvo su mayor desarrollo fundamentalmente dentro de sus primeras seis décadas, en que se promovió con fuerza un pensamiento y una acción que propendiera a un partir de cero, muy al caso reflexionar la validez de dicha tesis hoy, ad portas de verse enfrentado el país a la necesidad de discernir y desarrollar una nueva carta magna, la nueva Constitución del país. Esta de alguna manera, por sobre significar un ideario político es una Construcción Cultural, que debiera recoger un consenso valórico de la comunidad nacional, en que una postura es partir de cero, otra es remendar (remodelar) la Constitución existente, adecuándola a los tiempos que vivimos y la tercera es recoger el legado (patrimonio) constitucional, de toda nuestra historia republicana y sobre este construir una nueva Constitución.
Dicho esto, poniendo en contexto los conceptos a desarrollar y habiendo establecido el nivel de analogía del caso del tema a desarrollar en este artículo, dejamos para otra ocasión un análisis más profundo sobre el devenir de esta Construcción, que es la Constitución, pasando al tema que nos convoca que dice relación con la también Construcción Cultural, que resulta ser la ciudad, con su arquitectura y espacios urbanos, que se constituyen finalmente en el patrimonio cultural integral de una comunidad. Un legado histórico (bueno o malo) de sus procesos políticos, sociales, económicos y culturales.
En esta oportunidad transitaremos en nuestra reflexión por la ciudad de La Unión, por ser esta ciudad-comunidad un ejemplo para entender, como enfrentar las vicisitudes frente al tema del Patrimonio y la Modernidad, que también la cuestión podría ser, al modo de “to be or not to be”, ¿Patrimonio o Modernidad?... Para dar respuesta a esta interrogante, que no es pertinente solo en la ciudad de La Unión, sino que en todas las ciudades, más aun después de la irrupción de la corriente de pensamiento (y por ende arquitectónica), del Post Modernismo en la década de los 70, que ha promovido hasta nuestros días como parte fundamental del desarrollo, no solo de las ciudades, de su arquitectura, de la cultura, sino de sobremanera del desarrollo integral de una comunidad, la puesta en valor del acervo cultural, constituido por; el legado histórico-patrimonial, aspectos identitarios-distintivos, costumbres, tradiciones y folclore, locales por sobre el pensamiento del “racionalismo” del Modernismo de hacer tabla rasa con nuestro legado histórico y patrimonio arquitectónico respectivo (en lenguaje coloquial, ciudadano y medianamente contingente; “pasar la retroexcavadora”) y partir de cero, con una nueva síntesis, totalmente desarraigada del pasado, con un modelo universal único.
A lo anteriormente expuesto, se suma nuestra experiencia más reciente, que más que derivarse de corrientes vanguardistas, filosóficas-estéticas, sino más bien “de las leyes del mercado” (aspecto por cierto sujeto a discusión), en el marco de un “capitalismo rampante”, que por medio de la especulación inmobiliaria, la falta de un sentido valórico-integral, con una motivación exclusiva de mercado, frente a la ciudades, han terminado ocasionando un gran daño a estas.
La Unión: Tradicional Casa Comercial Sevilla, enfrentada a la “Modernidad” del Retail Tricot
A estas circunstancias históricas y contingencias, se ha visto enfrentada, como todas las ciudades, la ciudad de La Unión, pero a diferencia de los resultados generalmente negativos en la mayoría de los casos, el caso de La Unión es distintivo y positivo. Así al hacer una evaluación a la fecha, en esta disyuntiva o complementación entre Patrimonio y Modernidad cabe hacer, un reconocimiento a su Comunidad, toda; ciudadanos, políticos, empresarios, profesionales, organizaciones sociales, etc…, que han sabido, en el devenir del tiempo, poner en valor su legado histórico-patrimonial de la arquitectura y urbanismo de su ciudad, por sobre las aportaciones culturales diversas que ha tenido, las vanguardias filosófico estéticas de moda y los efectos negativos de las fuerzas económicas. Sin duda, sobre este legado, entendido como una base importante, la ciudad de La Unión es un buen ejemplo, esperanzador de poder aspirar a una ciudad sustentable, con un justo equilibrio de la voluntad de resguardo de su Patrimonio y las legítimas aspiraciones de Modernidad, de una Comunidad.
En una cuadra (de calle Riquelme), conviven diversas arquitecturas; vernácula, contemporánea y con pertinencia de la cultura ancestral.
El Desafío, hoy.
Lo realizado hasta hoy resulta con un saldo positivo. Se lo debemos seguro, a las generaciones que nos preceden, pero el “desafío es hoy”, para quienes somos protagonistas de nuestro tiempo, de sus autoridades locales y ciudadanía toda, el mantener el timón firme, de este justo y adecuado equilibrio entre Patrimonio y Modernidad, de una ciudad ejemplar, que invita a asentarse en ella, vivirla, visitarla y quererla. La deuda pendiente en este sentido es terminar la modificación de su Plan Regulador Comunal, que como componente particular y distintivo respecto a otros Planes Reguladores, contiene un Seccional de Zonas de Conservación Histórica, lo que de lograr su consecución, implicaría tener una enorme herramienta para asegurar un desarrollo de la ciudad, en que convivan en un adecuado equilibrio el Patrimonio y la Modernidad.
En el desarrollo del Plan Seccional de las Zonas de Conservación Histórica ( PSZCH ) de la ciudad de La Unión se consideraron diferentes Zonas de Conservación Histórica ( ZCH ), posterior a la selección de los Inmuebles de Conservación Histórica ( ICH ) correspondientes, previa Consulta a la ciudadanía y a la Contraparte Técnica (Profesionales de la I. Municipalidad de La Unión y del MINVU, Región de Los Ríos), logrando un consenso en dicha selección.
Proyectando el potencial desarrollo de la ciudad a futuro, se deben tomar medidas para preservar estos inmuebles y zonas sin detener el legítimo desarrollo de la ciudad.
El instrumento de planificación de la Municipalidad de La Unión (encargada de su actualización), es el Plan Regulador Comunal PRC, que considera el Seccional de Zonas de Conservación Histórica SZCH, que permite definir características arquitectónicas y morfológicas de zonas protegidas de Conservación Histórica ZCH, de forma articulada con el PRC, en su conjunto.
Proteger y modernizar el centro histórico de La Unión es posible a través de este instrumento, además que es necesario, dado que dicho centro histórico es el valor esencial de la ciudad desde el punto de vista urbano, radicando en el también una de sus potencialidades más fuertes para un desarrollo turístico. En este sentido es importante ser cuidadoso, respetando la voluntad de la gente y la continuidad necesaria de una ciudad, que para ser ciudad, tiene que estar viva, por lo que la permanencia y el cambio tienen que coexistir y estar equilibrados. Permanencia y cambio, memoria, pero también nuevos proyectos.
Está en manos de los unioninos asegurar el futuro patrimonial. Y si no existe la fuerza para la modificación integral de su Plan Regulador Comunal, no dejen de aspirar al menos a la aprobación del Seccional de Zonas de Conservación Histórica, que se encuentra en su fase final de elaboración. Esta es la forma que permitirá cautelar su ciudad, como una comunidad consciente de sus valores y aspiraciones y dejarla como un legado a las nuevas generaciones.
Guido Asencio Gallardo - Académico
Freddy O. Valderas Jilaberto - Arquitecto - U. de Chile - Asesor Patrimonial
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